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Unterstammheim, Zürich, Switzerland
Ich heisse Curri Frei Guille und bin mit Daniel Frei verheiratet. Wir haben eine Tochter, Danielle, und wohnen in Unterstammheim. Ich komme aus Málaga und lebe seit 2005 in der Schweiz. In Málaga besuchte ich während 5 Jahren die Kunstschule San Telmo und absolvierte so meine Ausbildung als Zeichnerin. Später gründete ich mein eigens Graphik Studio für Infografien (dreidimensionale Darstellungen von Gebäuden im Computer) und Multimedia design. Seitdem ich in der Schweiz wohnhaft bin, habe ich mich der Malerei, insbesondere der Aquarellmalerei, gewidmet. Zum Anfang besuchte ich diverse Kurse bei Maja Druey in Andelfingen. Aktuell bilde ich mich im Kurs von Heinz Hildebrand in Stein am Rhein weiter.

domingo, 12 de abril de 2009

El conejo de Pascua


Es curioso, mientras en mi queridísima tierra esta mañana se paseaba por sus calles, el último trono de mi añorada Semana Santa Malagueñas, aquí ha venido un conejo esta mañana y ha dejado todo el jardín lleno de huevos de chocolate.

Y ahí que nos hemos puesto con Danielle, a buscar el nido que el conejo ha dejado escondido en alguna parte de nuestro jardín.

El Conejo de Pascua es un personaje mítico infantil perteneciente a las culturas germánicas y posteriormente a las anglosajonas.

Aunque sus orígenes no están muy definidos, se supone que la elección del conejo se debe a su conocida capacidad de procreación, de gran valor simbólico en una fiesta dedicada a la fertilidad de la tierra tras el invierno.

El mito del conejo de pascua, se originó (muy probablemente) en los meses de abril o mayo, cuando algunos gansos del norte ponen huevos, unos niños entraron a un granero, vieron salir corriendo un conejo y después al encontrar un huevo, concluyeron que fue el conejo que lo había dejado atrás.

Aquí la costumbre es adornar de pascua las casas con huevos pintados, conejos y alegorías primaverales. Esto se hace normalmente con los niños además se suele poner una cesta con huevos cocidos pintados en la mesa de la cocina, con un salero cerca o un tarrito de "aromat" (condimento a base de sal y especias muy usual en este país) para que el que venga de visita pueda comerlos.

Estos, los tiñen de colores, yo he usado tientes artificiales, especiales para huevos cocidos y tinturas naturales, que mi cuñada me enseñó el año pasado.

Se suelen usar, cascaras de cebollas, cúrcuma, cascaras de remolacha, espinacas y en definitiva, cualquier vegetal que tienda a desteñir. Se cuecen primero estos materiales con el fin de que tiñan el agua donde después se van a cocer los huevos.

Estos se pueden adornar con hojas de plantas con formas curiosas como el perejil por ejemplo, se moja un poco, se pega al huevo, estirándola lo más posible para que salga una forma bonita y después se envuelve con una media, bien apretada para que la hoja no se despegue, se agarra con una cuerda para que no se suelte y se cuece el huevo en el agua previamente teñida. Al final se retira la media y queda el huevo teñido y la silueta de la hoja marcada.

También usamos un pañuelo de seda con motivos de cachemira, recortado los dibujos y puesto sobre el huevo con el mismo procedimiento de la hoja. Al retirar el trocito de tela pintado se quedó marcado en el huevo el dibujo completo con todos sus colores.


La verdad es que resulta muy entretenido y es una buena forma de pasar la tarde con tus hijos siguiendo una tradición ancestral.