Esta tarde a las 7 he vuelto a Suiza, a mi casa, después de esperar a Dani durante una hora en el aeropuerto.
El viaje ha sido muy fructífero, la verdad es que estoy muy satisfecha de todo lo que he hecho, me ha cundido mucho. He visto a todo el que quería ver y he hecho todo lo que quería hacer. He traído de casa de mi madre una planta, que hace mucho tiempo quería tener. Se llama Sansevieria o Lengua de Tigre y lleva en el jardín de la casa de mis padres desde que conozco. Estaban en una maceta muy grande, repleta de esa planta ya no tenía casi tierra y en algún momento en el tiempo, la maceta se rompió y ahora hay 3, en distintos puntos del jardín.
Un día en casa de Suzanne, vi que tenía una en la cocina y desde entonces quería tener una, en interior se ve muy bonita. Así que he aprovechado y he traído algunas hojas. Las arranqué con algo de raíz, como me dijo Isabel, la vecina de mi madre que ha tenido su jardín siempre impecable. Para traerlas las envolví en paños mojados y las puse en una bolsa de plástico. Nada más llegar las he plantado en una maceta. Usando tierra especial para macetas de un saco que teníamos en el sótano. Eso mismo ya lo habíamos hecho hace unos años con las adelfas que Dani se trajo de Málaga que por cierto, están preciosas.
Y mientras yo preparaba esa maceta, Dani ha aprovechado para terminar de arreglar los geranios, que yo había dejado caer en el olvido. Les cambió la tierra y los puso fuera, delante del cobertizo pero bajo techo, para que allí terminen de crecer hasta que llegue el momento de colgarlos bajo las ventanas. También ha plantado las semillas que Susanne me regaló, las de calabaza.
