El castillo de La bella durmiente. (Click ver fotos)

El pasado Viernes, fue realmente maratoniano. Aun teníamos unos bonos del hotel Mercure que como los anteriores, debíamos gastar antes de final de este mes. Pensábamos ir la semana que viene a München o a Studgard ambas ciudades en Alemania. Nos decidimos por la primera pero, Dani se equivocó al hacer la reserva y fuimos esa misma tarde, para volver el domingo por la por la noche. Tenía una montaña de cosas que hacer y como se suele decir, muy poco tiempo para hacerlas pero me cundió bastante. A primera hora de la mañana (7.00am) me puse a pelar las judías para congelarlas. Después de lavarlas muy bien las herví solo un par de minutos para esterilizar y las metí en bolsitas de 300g, que es la cantidad que nos solemos comer entre los tres. Después me puse con las grosellas, que tenía fermentando desde el martes para hacer jarabe. Ha salido solo 1L. En fin, la compra, la maleta, los bocadillos para el viaje y la comida del mediodía que Dani venía a comer. Salimos hacia München a las 6.00 de la tarde con una copiosa lluvia que nos acompaño todo el viaje y con las dos o tres caravanas que encontramos por el camino llegamos al hotel sobre las 10 de la noche. El sábado continuó lloviendo todo el día pero eso no nos impidió disfrutar de aquélla preciosa ciudad. Visitamos la catedral y subimos a la torre, Vimos en la Marienpaltz, el nuevo y el antiguo ayuntamiento donde, en este último vimos el museo del juguete. No es por menospreciar a nadie pero, el de Figueras no tiene nada que envidiarle, de hecho es mucho mejor. No mucho más grande, pero si más amplio y mejor organizado. Como no podía ser menos, por supuesto que nos tomamos una cerveza gigante “tipiquísima” alemana y un surtido de salchichas. De vuelta al hotel lo que todos estábamos deseando después de un largo día caminando, el “mega baño de espuma”. Danielle se lo pasó en grande. El domingo nos levantamos temprano y emprendimos viaje a Füssen al sur de Alemania para visitar El castillo de Neuschwanstein. Un fastuoso palacio construido sobre una montaña a finales del siglo XIX, por orden del rey Luis II de Baviera y elegido posteriormente por la Disney como modelo para el castillo de La bella durmiente. Muy cerca de allí se encuentra también el Castillo de Hohenschwangau, construido por el Rey Maximiliano II, padre de Luis II y que utilizaban como Residencia de verano. El complejo recibe al día alrededor de 10.000 visitantes, nosotros tuvimos que guardar cola durante 20 minutos para poder comprar las entradas, esperar 2 horas para ver el castillo de Hohenschwangau y 3 para el de Neuschwanstein. Las visitas se hacen por grupos de unas 15 personas, el nuestro con una guía española que iba explicando todo lo que íbamos viendo. La verdad es que el viaje me ha encantado. Verdaderamente son una maravilla los dos castillos. A eso de las 6.00 emprendimos viaje de vuelta y llegamos a casa sobre las 10.00 de la noche.