El regalo para Judith

Hacía ya casi un mes que no veía a Judith, ella es mi profesora de alemán. Después de nacer Danielle fue cuando decidí que debería aprender esta lengua, que utilizan las criaturas de por aquí para comunicarse, el alemán. En realidad lo que hablan es un dialecto del alemán aunque, yo diría que es más un idioma derivado de este, porque no se parece casi en nada. Judith es la hija de Emil Keller, el agricultor que tiene el lúpulo junto al nuestro en Unterstammheim y era la persona ideal para darme clases. Ella es profesora de primaria en el colegio de Osingen aunque en aquellos momentos, tenía una excedencia por maternidad. Tiene dos hijos de 6 y 4 y medio años. Es una persona encantadora a la fecha, estoy contentísima con ella y la considero además, una buena amiga, durante mucho tiempo la única que he tenido por aquí. Tenemos un horario muy flexible para dar las clases, que adaptamos a nuestras necesidades y no debo andar con prisas para estudiar y hacer los ejercicios como, en un curso programado en academia. Puedo ir a mi ritmo. Los dos primeros años de estar aquí, andábamos siempre viajando y me era imposible seguir un curso, por eso decidimos que era mejor dar clases privadas. Después del Domingo de Resurrección, aquí Domingo de Pascua, tienen en el colegio las vacaciones de primavera que son dos semanas. Judith me dijo que la primera semana, se iría de vacaciones con su familia, la segunda semana el lunes, que es el día que damos la clase, no pude yo y además con el lúpulo estaba demasiado cansada. El día 15 de abril fue su cumpleaños y hoy le he llevado su regalo, un paquetón de espárragos de 1 Kg. Esa es otra utilidad que tiene, regalarlos. Aquí a la gente le gustan mucho y son carísimos, cuando tienes un cumpleaños, regalas un paquete de espárragos y te lo agradecen como si fuese el mejor regalo del mundo. A Judith le encantan así que, compré un bonito paño de cocina en una tienda de suvenir y lo usé para envolver los espárragos, atándolos con un bonito lazo amarillo.