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Unterstammheim, Zürich, Switzerland
Ich heisse Curri Frei Guille und bin mit Daniel Frei verheiratet. Wir haben eine Tochter, Danielle, und wohnen in Unterstammheim. Ich komme aus Málaga und lebe seit 2005 in der Schweiz. In Málaga besuchte ich während 5 Jahren die Kunstschule San Telmo und absolvierte so meine Ausbildung als Zeichnerin. Später gründete ich mein eigens Graphik Studio für Infografien (dreidimensionale Darstellungen von Gebäuden im Computer) und Multimedia design. Seitdem ich in der Schweiz wohnhaft bin, habe ich mich der Malerei, insbesondere der Aquarellmalerei, gewidmet. Zum Anfang besuchte ich diverse Kurse bei Maja Druey in Andelfingen. Aktuell bilde ich mich im Kurs von Heinz Hildebrand in Stein am Rhein weiter.

martes, 2 de junio de 2009

Fin de semana en Salzburgo. (Click ver fotos)

Salimos el sábado sobre las diez de la mañana, sin prisas total, íbamos de vacaciones. Hicimos un buen viaje en coche, tuvimos buen tiempo, no cogimos caravanas y los paisajes eran preciosos. Tomamos por Suiza el camino hacia Konstanz, para cruzar en el ferry el Bodensee o Lago de Constanza hasta llegar a Meersburg donde seguimos camino hacia München y de ahí a Salzburg en Austria. Dani quería ver en los alrededores de München, el desastre que la tormenta de granizo caída la semana pasada, había causado en los lúpulos y viñedos de por allí, realmente era un panorama desolador.

Al llegar a Salzburg el tiempo había cambiado considerablemente, estaba lloviendo bastante y así continuó toda la noche aunque gracias a Dios solo a ratos y pudimos dar un pequeño paseo por los alrededores de la ciudad antigua, después de dejar las maletas y el coche en el hotel. Lo malo fue que mis zapatos estaban rotos y volví al hotel con los pies empapados. Pero valió la pena aquello es precioso. Dani tenía un deseo que quería cumplir desde hace años que visitó la ciudad y era, tomar un postre típico de allí llamado Salzburg Nockerl, que es en realidad clara de huevo batida a punto de nieve y tostado al horno. Estaba buenísimo. Eso lo tomamos en la cafetería del Hotel Sacher, digamos el más caro y lujoso de la ciudad. Pude ver mientras estábamos allí, a algunos de los huéspedes del hotel. Eran realmente peculiares, parecían salidos de una novela de Agatha Christie.

El domingo tuvimos todo el día soleado y después de desayunar en el Bruch del hotel, nos encaminamos otra vez a la ciudad. Había mucho que ver allí todavía.
Fuimos andando y en el camino nos colamos en la iglesia de San Sebastián, que estaba abierta y descubrimos detrás de ella, un antiguo pero precioso cementerio donde encontramos la tumba de los padres de Mozart.

La ciudad antigua Altstadt que así se llama, es preciosa, acogedora, limpia y cuidada hasta el último detalle, allí es muy fácil trasladarse en el tiempo e intentar imaginar, cómo era en los tiempos en los que Mozart correteaba por sus calles como un niño mas, o como se sentiría Sissi la Emperatriz consorte de Austria, recibiendo en audiencia a las damas de la alta sociedad de entonces, en los lujosos salones del Palacio que anteriormente, fuese residencia de los Príncipes Arzobispos que gobernaron Salzburgo en el tiempo en que este fue un estado independiente. Esta Residentz Galerie está construida junto a la barroca catedral del siglo XVII, donde seguramente Mozart daría más de un concierto.

El segundo punto importante que no debíamos dejar de visitar en esta ciudad, es la Fortaleza de Hohensalzburg sobre un monte, desde donde se divisa toda la ciudad y los preciosos paisajes que la rodean.

Al final de la tarde, cuando terminamos la vistita de la Fortaleza y bajamos de nuevo a la ciudad, nos tomamos un pequeño descanso tomando una salchicha con pan mientras mirábamos una partida de ajedrez, en un tablero tamaño natural que había junto a la catedral. Era muy curioso ver a la gente por la calle vestida con la chaqueta típica austriaca y muchos escaparates de tiendas de ropa, también con atuendos tradicionales. Ya para terminar el día, fuimos a reponer fuerzas a una restaurante camino del hotel, llamado Fonda del viejo zorro, un lugar encantador y rustico donde tomamos, una tabla de embutidos y quesos del lugar, una cerveza austriaca y otro postre típico de los que a Dani le gustan, un Kaiserschmarrn que no es más que una especie de tortilla con azúcar eso sí, exquisita.

Después del desayuno el lunes abandonamos el hotel. También tuvimos un buen día de sol y mientras Dani aparcaba, yo aproveche para visitar la segunda casa donde vivió Mozart con su familia, en la Makartplatz y después, fuimos juntos a ver los jardines del palacio de Mirabell, que son realmente preciosos aunque, el palacio estaba cerrado al público. A las afueras de la ciudad y visita obligada, nos esperaba el Palacio de Hellbrunn‎ conocido por sus jardines de agua. Aquello era realmente divertido. Las visitas son en grupos, con un guía que nos va contando y enseñando todos los juegos de aguan que había en el jardín. Por poner un ejemplo, en primer lugar nos enseño una especie de atrio donde, rodeada de de taburetes de piedra, había una mesa de mármol con un hueco en la parte central, que sirvió en su momento para colocar las botellas de vino. Al parecer el Príncipe Arzobispo se sentaba en un extremo y todos sus invitados alrededor. Bajo la tabla de la mesa, había una manivela que el anfitrión accionaba a su antojo, haciendo salir agua por todas partes de forma que todos los comensales se quedaban empapados de agua menos él, claro.

Lo pasamos en grade allí y además es muy bonito, todo lleno de estanques con peces grandísimos. Tras la divertida ducha Dani se quedo con Danielle, jugando en un parque grandísimo con un sitio para los niños y yo me fui a visitar un museo situado sobre un monte, a donde tenía que subir por un camino a través de un bosque. La excursión valió la pena, aquello era un museo de artes y costumbres populares y tenían en una habitación, un vestido y algunas joyas y complementos, que pertenecieron a Sissi. Lástima que no pude hacerle fotos porque la cámara, se quedó sin batería.

Y ya de regreso a casa, a eso de las 8, paramos a cenar en una fonda en un pueblo de Alemania. El sitio era encantador y la verdad es que comimos muy bien, codillo al horno y ensalada acompañado de una cerveza alemana, claro está.

Pero la magia y el encanto del fantástico fin de semana desaparecieron al llegar a casa. No se podía entrar en la cocina de lo mal que olía. Los gatitos habían minado de caquitas todos los rincones del cuarto de baño y de la cocina y esta mañana la he pasado limpiando a fondo además de deshacer las maletas y cuidar a los niños que, ahora los lunes y martes tengo a Amira y Ramiro todo el día conmigo mientras su madre Sarha trabaja.

1 comentario:

  1. Un viaje precioso Curri! gracias por llevarme en tu maleta, tal y como lo cuentas me da la sensación de haber estado alli.
    Besitos de tu amiga.

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