Corona de lúpulos.

Esta mañana he ido con los niños a recoger a Manuela de la clínica de Diessenhofen. ¡Pobrecita! Con su patita vendada, la pusieron en una jaula especial para transportar gatos y estuvo, todo el camino de vuelta maullando, contándome lo que le habían hecho. La llevé a la consulta de Phillippe, como me dijeron en la clínica, para que el me diera instrucciones. De momento se quedará allí. Debe estar las próximas 4 semanas en reposo, en una habitación pequeña donde no haya nada donde pueda subirse y donde nadie la moleste. Yo no tengo nada así y Phillippe se ha ofrecido a llevársela a su casa, que él si tiene sitio. Ahora está sin duda en las mejores manos.

Esta tarde ha estado aquí Gertrud Geser, una señora de unos sesenta y algunos años muy amiga de Emille el padre de Judiht. Ha venido a enseñarme a hacer una corona con lúpulos.

Es bastante sencillo, obviamente solo hace falta un poco de maña. Para ello necesitábamos una rama entera de lúpulo que Dani me trajo al medio día. De esta se van cortando ramitos de dos o tres piñitas, la flor del lúpulo, quitándole las hojas y dejando solo una o dos de las más pequeñas. Cuando ya tenemos un buen montón de estas ramitas se corta un trozo de la trenza que forma la planta y se ata en redondo, formando la corona con un alambre verde más o menos fino. Después se enrolla a esta corona otro alambre más fino por un extremo y con él, se van sujetando las ramitas que habíamos cortado, cogiendo varias ramitas y poniéndolas en la corona lo más apretada posible a las anteriores. Y así, hasta rellenar toda la rueda. Finalmente se le pone por detrás, un trozo de alambre para colgarla.

Ha hecho una tarde estupenda y nos hemos puesto en el jardín bajo el manzano, mientras los niños jugaban en la arena. Después cuando Dani volvió, nos tomamos sentados en la cocina, una café con una tarta de manzanas, que hice antes de que ella viniese y cuya receta he sacado tal cual venia en el recetario de Thermomix.

Esta primera corona se la he regalado a mi suegra, para que la tenga allí en su habitación. Dani se la ha llevado esta misma tarde que, como todos los martes ha ido a visitarla a Sant Kantalinental. Estoy segura de que le va a encantar.